¿Has visto alguna vez a tu cuñado subido a una escalera con una antena en una mano, la otra buscando señal y una rodilla haciendo de tercer brazo? Pues bien, eso NO son trabajos verticales, eso es tentar al destino. Porque cuando se trata de hacer cosas a muchos metros del suelo, lo único que debe estar en el aire… son los profesionales preparados para ello.

Hoy en La que se avecina te vamos a contar —con mucho humor y algo de sentido común— por qué los trabajos verticales no son para improvisar con cinta americana y valor. Spoiler: no hace falta volar por los aires para entender que es mejor llamar a expertos.

¿Qué son realmente los trabajos verticales? (Y no, no es yoga extremo)

Cuando hablamos de trabajos verticales, no nos referimos a posturas imposibles de yoga ni a ejercicios de meditación sobre andamios. Se trata de un conjunto de técnicas especializadas que permiten realizar labores en altura sin necesidad de estructuras fijas, como andamios o plataformas elevadoras. Lo hacen con cuerdas, arneses y, sobre todo, con algo que muchos no tienen: formación, experiencia y respeto por la gravedad.

Este tipo de trabajos incluye desde la limpieza de fachadas, reparación de cubiertas, colocación de cartelería o antenas, hasta el mantenimiento de canalones o sellado de juntas. Todo ello en sitios donde un «bricomaníaco» sin preparación probablemente acabaría como decoración navideña, colgado de una cornisa y pidiendo ayuda al gato del vecino.

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🧰 Los trabajos verticales no son solo colgarse de una cuerda

Aunque desde fuera pueda parecer una escena de Misión Imposible, los trabajos verticales están regulados, requieren formación técnica específica, uso de equipos de protección homologados y, por supuesto, un conocimiento profundo de los riesgos y cómo prevenirlos. No es simplemente colgarse y rezar: es una combinación de técnica, seguridad y precisión.

Además, quienes se dedican profesionalmente a los trabajos verticales tienen la capacidad de acceder a lugares imposibles para otros sistemas. Imagina a alguien intentando montar un andamio en un patio interior con acceso por una ventana de baño. Difícil. Ahora imagina a un equipo entrenado que baja desde la cubierta, realiza la reparación y se va como si nada. Eso es eficiencia… y cero discusiones con los vecinos.

trabajos verticales

🧗‍♀️ Una disciplina para valientes (pero bien formados)

No basta con no tener miedo a las alturas. Aquí hablamos de auténticos profesionales que planifican cada movimiento, inspeccionan el terreno (o fachada, en este caso) y ejecutan el trabajo sin comprometer su seguridad ni la de quienes están abajo. Si tú o tu comunidad necesitáis arreglar algo a cinco pisos del suelo, mejor llamar a un experto que a ese amigo que una vez montó una pérgola y desde entonces se cree Spiderman.

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¿Por qué NO deberías hacerlo tú (aunque tengas una cuerda en el trastero)?

Todos tenemos un vecino manitas con demasiada confianza y una cuerda que «aguanta lo que le eches». Pero una cosa es colgar la bici y otra muy distinta jugarte el tipo a 20 metros del suelo. Los trabajos verticales no son una actividad de domingo: son intervenciones delicadas donde el mínimo error puede terminar en susto… o en trending topic de los telediarios.

Además, si algo sale mal (como suele pasar cuando improvisas), el seguro probablemente no te cubra. ¿La razón? Porque no es lo mismo una empresa especializada en trabajos verticales que tu primo haciendo equilibrios con un taladro en la mano. Una está certificada y tiene EPIs homologados. La otra… tiene suerte.

Así que, si el objetivo es evitar accidentes, acabar el trabajo de forma profesional y, ya de paso, no salir en un vídeo viral por las razones equivocadas, lo más sensato es dejarlo en manos expertas.

Equipamiento que parece sacado de una peli… pero es 100% real

Puede que al ver a un profesional de los trabajos verticales pienses que va camino de escalar el Everest o de colarse en la NASA. Pero no, lo que lleva puesto no es postureo, es seguridad con mayúsculas. Casco, arnés, líneas de vida, mosquetones, descensores, bloqueadores… suena a arsenal de superhéroe, y en cierto modo, lo es.

🪖 Cada herramienta tiene su razón de ser (y no, el cinturón de herramientas de tu cuñado no cuenta)

En el mundo de los trabajos verticales, nada se deja al azar. Cada pieza del equipo está diseñada para soportar pesos, minimizar riesgos y permitir movimientos precisos en lugares de difícil acceso. Lo que para el común de los mortales sería un “ni loco me subo ahí”, para estos profesionales es el pan de cada día… gracias a su equipamiento y a una buena dosis de entrenamiento.

Y por si te lo preguntas: sí, todo este material está homologado, revisado periódicamente y adaptado a la normativa. Nada de usar la cuerda de tender por falta de presupuesto.

Conclusión: si no quieres acabar colgado… ¡llama a los que sí saben colgarse!

La próxima vez que mires esa antena torcida o esa grieta en la fachada y pienses “esto lo arreglo yo en un momento”, respira hondo, suelta el taladro… y recuerda que los trabajos verticales no son cosa de valientes, sino de profesionales.

Contar con una empresa especializada en trabajos verticales no solo es una cuestión de seguridad, también lo es de eficiencia, estética y, sí, de salud mental (la tuya y la de tus vecinos).

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